Un pecador alcanzado por la gracia de Dios; esposo de una hermosa mujer que amo y me ama llamada Priscilla; padre de un lindo y despierto niño llamado Agustín Santiago y de la más bella princesa sobre la faz de la tierra: Sofía Paz; pastor presbiteriano; convencido en lo más íntimo de mi ser de que el cristianismo bíblico es, además del único camino para reconciliarnos con Dios, el mejor sistema filosófico y ético.